La
gente que vota a la izquierda suele afirmar que la izquierda es solidaria,
mientras que la derecha es egoísta. Que la izquierda da subvenciones,
subsidios, ayudas. Lo que no entra a pensar esa gente es de dónde sale el
dinero que la izquierda reparte alegremente a manos llenas.
Y
es que no es cierto, como dijo la indocta doctora egabrense, que el dinero
público no sea de nadie. Al contrario: el dinero público es de todos. Tuyo,
mío, de aquel otro y del de más allá. Como he visto últimamente en una viñeta,
si el Estado te pone dinero en las manos es porque antes te lo ha sacado del
bolsillo.
Vienen
todas estas disquisiciones a que, tras haberse celebrado las elecciones
generales el pasado veintiocho de Abril, el dctr
Snchz empezó a descubrir sus cartas en materia económica. Esas que, durante
la campaña, se había cuidado muy mucho de mencionar siquiera por lo bajinis.
Como, por ejemplo, que España crecerá menos y cargará con más déficit y deuda pública. Como, por ejemplo, que subirá los impuestos en veintiséis mil millones de euros hasta 2.022. Como, por ejemplo, que revisará sesenta mil millones de euros en beneficios fiscales.
Es
decir, que si prosperan las ideas de suciolistos
y neocom en materia de impuestos,
hundirán la competitividad fiscal de España. No es que, hasta la fecha,
fuéramos precisamente la bomba, pero más vale flotar mal que bien que irse
directo al fondo y quedarse allí anclado.
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