Jubilación viene de
júbilo,
solía decir uno de mis jefes cada vez que celebrábamos un ágape para despedir a
algún compañero que abandonaba la vida laboral activa y pasaba al retiro.
Sin
embargo, en una etapa de la vida en la que la mayoría de la gente lo que quiere
es disfrutar de los nietos (ignoro si los tiene; compadezco a las criaturas si
existen) y vivir con placidez, doña
Rogelia le ha debido coger el gusto a eso de pillar cacho del poder. Si hace unas semanas manifestó que no
contempla pasar a la oposición, ahora confirma su apego a la poltrona y se abre
a entrar en un gobierno municipal encabezado por el señor Hernández, de cuya
bonhomía y hasta buenas intenciones no dudo, pero cuya capacidad como polemista
es, a tenor de todas las crónicas, manifiestamente mejorable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario