Los
progres españoles tienen dos culpables casi universales para todos los males
del mundo en general y de la piel de toro en particular: los Reyes Católicos y
Franco. Con preferencia para este último, puesto que cuando ven en cualquier
edificio previo al siglo XX un escudo de España que incluya el águila de san
Juan, tildan al blasón de franquista,
por más que el Generalísimo, sus partidarios, seguidores o apologetas, no
tuvieran nada que ver en el asunto.
Todo
esto viene a cuento de la metedura de pata de una locutora de Telemadrid en la
retransmisión de las celebraciones del pasado 2 de Mayo, cuando dijo que se
conmemoraba el levantamiento del pueblo madrileño contra Franco. Naturalmente,
dijo que se trataba de un despiste. Naturalmente, (casi) todo el mundo la
creyó, porque resulta bastante difícil (por no decir imposible, al menos hasta
que se verifique la posibilidad de los viajes en el tiempo) que nadie se
levante contra otra persona que no nacerá hasta más de ochenta años más tarde.
Pero
¿y si no fuera un despiste? ¿Y si fuera una muestra de los planteamientos
ideológicos de la locutora en cuestión? O, mucho peor, ¿y si fuera un intento
de la cadena pública de adoctrinar a los indoctos?
Casi
cuatro décadas y media muerto, y el Caudillo sigue librando batallas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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