Hace
mucho, mucho tiempo, Felipe González preguntó, con cámaras de televisión
delante, refiriéndose a los jueces (creo que a los de la Audiencia Nacional),
si nadie les decía lo que tenían que hacer.
Al
parecer (seamos benevolentes), al que fuera presidente del Gobierno se le
olvidó que la Constitución consagra, en su artículo 117.1, que La justicia emana del pueblo y se administra
en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial,
independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de
la ley.
Un
cuarto de siglo después, lustro más o menos, los socialistas parecen tener las
cosas más claras: si nadie les dice a los jueces lo que tienen que hacer, lo
harán ellos, no sea que se les ocurra ser independientes. Y como eso de andar
ordenando queda muy feo, es mejor sugerir. Como ha hecho el presidente del
Senado –mañana hablaremos de él-, al comentar –en jornada de reflexión, pero
¿qué más da?- que una sentencia absolutoria podría reconciliar todo en Cataluña.
Lo
cual es falso de toda falsedad, como también es falso que para superar el terrorismo de ETA las
víctimas deban perdonar a los
asesinos de ultraizquierda, sin que éstos muestren la más mínima señal de
arrepentimiento.
Y
mientras, Casado y Rivera piden explicaciones a la cuarta autoridad del Estado
por sus presiones. Van dados…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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