El autodenominado mundo de la cultura española es conocido por algunos como burgueses de izquierdas, pero yo
prefiero llamarles retroprogres, y
suelo definirlos como aquellos que se definen
de izquierdas pero viven como nos gustaría vivir a los que somos de derechas.
Naturalmente, en esa definición cabe mucha más gente, como el Chepas y su calientacamas, el difunto Polanco y tantos otros.
Entre los miembros más señalados de ese
grupito se encuentran el nieto del picador y su mujer, Bocabuzón. Hace medio siglo se proclamaron comunistas. Quizá por
convicción, pero también porque era lo que estaba de moda. Mantuvieron esa pose de izquierdas, aunque escorándose
un poco a la derecha (que se volvieron socialistas, vamos) en lo ideológico.
En lo económico, en cambio, se
volvieron completa y absolutamente capitalistas. Se lanzaron a producir
películas –actividad perfectamente respetable-; en concreto, películas de
folclóricas, género que, la verdad, no resulta demasiado culto y que, aparentemente, lo que busca es hacer caja.
Y ahora se descuelga Bocabuzón proclamando ¡en Vanity Fair, que no es precisamente Mundo obrero! que ya no se considera comunista. Pues sí que ha tardado en salir del armario, ideológicamente
hablando.
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