martes, 9 de julio de 2019

Por donde amargan los pepinos

El lenguaje giliprogre es, a la vez, epatante y terrorífico. Epatante porque admite las tonterías más estúpidas imaginables; terrorífico, porque demuestra la intencionalidad totalitaria que se esconde tras él.
Dentro de la parte epatante se encuentran los conocidos casos de jóvenes y jóvenas, o de miembros y miembras… y el no tan conocido de decir afroastronauta para referirse a un astronauta africano de raza negra. Se ve que si el astronauta fuera magrebí o afrikáner no sería tan afro como el recogido por la noticia.
Dentro de la parte terrorífica se encuentra la guía de lenguaje inclusivo que la bruja Piruja ha creado para construir un mundo más igualitario. Ya no se podrá decir inmigrante, terrorismo islámico, negro, gitano, mariconada o abuelo, aunque en este último caso se permite si la persona calificada de tal tiene nietos.
Además, se proscribe el tan hispano que te den por el culo y se sustituye por vete a freír espárragos. La justificación es que no se tiene que criminalizar una práctica sexual generalmente asociada a relaciones gais… lo cual atenta contra la libertad sexual de las personas, porque si una pareja heterosexual, o incluso de lesbianas, decide recurrir a tan escatológica práctica, están en su derecho sin que se les asocie al colectivo de homosexuales masculinos… que, además, parecen no ser capaces de practicar felaciones, en la retorcida mentalidad de la primera edil de la ciudad condal.
Anda y que se vaya a que le den por donde no da el sol…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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