sábado, 25 de noviembre de 2017

Calladito estás más mono, Nicolás

Fue nuestro Señor Jesucristo el que dijo aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Un amigo mío, al que llamo el niño del reloj (los lectores que le conocen sabrán a quien me refiero, y a los que no, no les importa) define la hipocresía con la colorida expresión de habló de putas la ‘Tacones’.
Es decir, que hay ocasiones en las que quien habla debería haber mantenido la boca cerrada, porque tiene mucho que callar. Es el caso del conductor de autobús devenido autócrata que rige (es un decir) los destinos de Venezuela desde la muerte del gorila rojo. Este tirano, a propósito del golpe de Estado en Cataluña, todo desahogao (que diría la sin par Carmina Ordóñez), ha declarado que España tiene miedo a una revolución de los pueblos oprimidos, que teme una revolución popular de pueblos explotados contra la burguesía.
Puede suponerse que el discurso del sátrapa caraqueño se debe a que los populistas como él tienen unos pocos lugares comunes (y eso, suponiendo que tengan más de uno) que van repitiendo machaconamente en todas sus alocuciones. O quizá se deba a que ignora que los que están detrás del golpe de Estado son precisamente los burgueses (que han utilizado como carne de cañón a los antisistema, pero esa es otra historia… además de que, actualmente, los antisistema no suelen ser, precisamente, muertos de hambre, o como diría Junior, lumpen de una clase social muy inferior).
En cualquier caso, Maduro debería madurar.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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