miércoles, 29 de noviembre de 2017

No en mi nombre

La clase política española da bastante asquito; eso, por no decir que resulta directamente repugnante. Eso es algo, quizá lo único, en lo que coincido con los neocom, aunque supongo que ellos no estarían de acuerdo en el hecho de que les incluyo también a ellos.
Es decir, a veces uno se pregunta para qué votar en las elecciones, si todos van a hacer más o menos lo mismo. Pero uno también acaba dándose cuenta de que no votar será, quizá, el medio para que la peor opción llegue a gobernar, por lo que acaba votando, no por la que considera la mejor opción, sino por la menos mala de las alternativas posibles con posibilidades de alcanzar el gobierno.
Todo esto viene a cuento de la declaración del ministro de Asuntos Exteriores español, que declaró en la BBC que la reforma constitucional que ha acordado emprender con el PSOE es para acomodar las aspiraciones de algunos de los catalanes (léase, los separatistas). Que luego matizara esa frase ya no importaba: el mal estaba ya hecho.
Para ese viaje no necesitábamos alforjas, la verdad.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: