viernes, 3 de noviembre de 2017

Son las ratas las que se quedan en el barco

Los defensores del golpe de Estado perpetrado en Cataluña –tanto los que lo han realizado materialmente como los que arriman el ascua por si su sardina puede cocinarse- sostienen que tanto el butifarrendum II del primero de Octubre como toda la parafernalia que lo ha rodeado, antes, durante y después vienen a ser la decantación más pura del espíritu democrático.
Sin embargo, realmente son todo lo contrario. No sólo porque quienes lo apoyan son las ideologías más liberticidas que existen (el comunismo y el supremacismo racista), sino también porque no toleran siquiera el mantenimiento de opiniones contrarias (cosa que también suele ocurrir con los republicanos: reclaman el derecho a plantear la posibilidad del cambio de régimen, pero estoy bastante seguro que, de conseguirlo, no permitirían a los monárquicos el planteamiento recíproco ni, mucho menos, la exhibición de sus símbolos).
Así ha ocurrido con un tal Pedro Moreno Brenes, a quien no tenía el gusto de conocer pero de quien, desde hoy mismo, me declaro rendido admirador: este histórico comunista ha sido escarnecido en las redes sociales por su defensa de la Constitución y de la ley en Cataluña. Tras ser tildado de fascista –calificativo que no se cae de la boca de quienes mantienen actitudes asociadas históricamente al fascismo-, ha abandonado Izquierda Unida.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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