jueves, 2 de noviembre de 2017

Los hay que no aprenden

Antes de la aplicación (que no de la aprobación, como repiten machaconamente los periodistas, puesto que lleva aprobado cerca de cuatro décadas) del artículo ciento cincuenta y cinco de la Constitución, antes de la manifestación españolista del pasado Domingo y antes de subirse al carro del fervor patrio, los socialistas catalanes y, singularmente, su líder, seguían dando una de cal y otra de arena… o dos de arena, más bien, asumiendo que la arena sea lo malo y no lo bueno.
Hace diez días, el maricatalufo proponía un pacto de Estado para Cataluña, más allá de aplicar el precepto constitucional, que reconozca la identidad nacional catalana.
Al parecer, el socialista catalán pretenería seducir a una amplia mayoría reconociendo algunas de los anhelos independentistas. Mi análisis es que el efecto va a ser, precisamente, el contrario: los secesionistas preferirán el producto genuino, mientras que los españolistas huirán asqueados. Así pues, la amplia mayoría, más que ser seducida, será repelida.
Y el PSC, mientras tanto, más aún en caída libre.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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