jueves, 9 de noviembre de 2017

Más que una veleta, una peonza

Un socialista es, en definición de Manuel Fraga Iribarne, alguien capaz de sostener simultáneamente una cosa y la contraria y afirmar que ambas son ciertas (y progresistas, añado yo). Un comunista parece ser alguien que, por ser de ideología más extrema que un socialista, pasa en horas veinticuatro de sostener una cosa, luego la contraria y, posteriormente, volver a la primera posición, sin que se me mueva ni una ceja ni, por supuesto se le caiga la cara de vergüenza.
Tomemos el caso de doña Rojelia, la alcaldesa de la Villa y Corte. Cuando se avecinaba la aprobación de la aplicación del artículo 155 de la Constitución a Cataluña (y no la aprobación del artículo en sí, que lleva casi cuatro décadas aprobado… gaznápiros con el título de periodista), se despachó diciendo que el cumplimiento de las normas no debería hacerse coactivamente. ¡Y eso lo dice alguien que fue juez, nada menos! Posteriormente, mientras los más extremados de sus extremos concejales evitaban condenar el golpe de Estado en Cataluña y critcaban al gobierno, la provecta ex abogada manifestaba que la aplicación del artículo 155 era inevitable. Para terminar, ¡átame esa mosca por el rabo!, evitar condenar en el pleno del Ayuntamiento el golpe de Estado en Cataluña, ya que la defraudadora al fisco se abstuvo, igual que todos sus concejales, en el apoyo al Estado por la aplicación del 155 en Cataluña.
Eso es estolidez facial, y no la que produce el ácido botulímico.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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