viernes, 17 de noviembre de 2017

No es una rosa, es una veleta

Con el Partido Socialista Obrero Español, lo único de lo que uno puede estar siempre seguro es que cambiará de opinión con mucha más frecuencia de la que la mayoría de la gente cambia de ropa interior.
Tenemos un buen ejemplo en los últimos acontecimientos relacionados con la llamada cuestión catalana. Al modo de los que bailan el conocido (¿en décadas pretéritas) ritmo de la yenka, su secretario general (y la mayoría del partido detrás: no conviene olvidar que los partidos políticos son, en su práctica totalidad, estructuras piramidales férreamente jerarquizadas) tan pronto apoyaba al Gobierno en su defensa de la legalidad constitucional como sacaba de la chistera las manidas y raídas soluciones que llevan décadas perorando, de la España confederal a la reforma constitucional.
Y tras apoyar la aplicación del artículo 155 de la norma suprema de nuestro ordenamiento jurídico, apenas diez días después se descolgaba diciendo que la solución al problema catalán no es la vía penal. Como hasta un reloj parado da la hora correcta dos veces al día, Sin vocales quizás acertara, pero por pura casualidad (y un puntito de mala leche en mi interpretación de sus palabras, claro está).
Lo que quiero decir es que, desde mi punto de vista, no existe un problema catalán. Lo que existe, desde hace unas quince décadas, es un grupo de políticos aprovechados que han calentado la cabeza a parte de las masas con una serie de falacias y tergiversaciones cuyo único objetivo era su medro personal y egoísta.
Contra estos políticos, la vía penal es la solución, el remedio y la panacea. Todo en uno.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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