lunes, 27 de septiembre de 2021

Coronavirus (471)

En estos días ha saltado a la palestra el tema de los que se oponen a la vacunación contra la Covid-19. O quizá no haya sido en estos días, sino que ya llevara tiempo. El caso es que es hoy cuando voy a comentar el asunto.

Desde mi punto de vista, los antivacuna podrían dividirse en dos grandes grupos, grupos que no conviene mezclar porque son radicalmente distintos, y lo único que les une es, precisamente, que no quieren vacunarse. En todo lo demás, difieren.

El primer grupo, el más ruidoso, y el más irracional también, es el de aquellos que ven conspiraciones por todas partes (en la próxima entrada de esta serie hablaré de una de la que hasta ahora no tenía noticia): el virus no existe, o es una conjura de quién sabe quién, o con las vacunas te están inoculando un imán que servirá para rastrearte… En este grupo se encuentran también los de las soluciones pintorescas, que van desde las inofensivas (inofensivas en sí), tipo ten pensamientos positivos hasta las directamente suicidas, como los que dicen que te curas tomando lejía (Trump, por ejemplo, aunque lo dijera en broma… espero).

Y luego están los del otro grupo, los que no se fían de esta vacuna (agrupo aquí las de todas las compañías), por considerar que no está suficientemente probada. Estos no se oponen a la vacuna, simplemente no desean que se les administre a ellos. Claro, que, de estar en un error, son un peligro potencial, ya que no se encuentran protegidos, siquiera parcialmente, contra el virus.

Por una vez, no por ello, pero sí por mucho más…

¡¡¡EL GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!

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