Lo que yo llamo doctrina Mafalda no es más que aplicar un poco de sentido común. Desde mi punto de vista, claro, porque otros lo llamarán sesgo ideológico. Así, por si uno tuviera dudas sobre la legitimidad o no de las aspiraciones independentistas de los secesionistas catalanes, sólo tendría que observar quiénes son los que se muestran conformes con ellas, las apoyan o las sostienen.
No me estoy refiriendo a suciolistos
o neocom, en parte porque tienden a dar una de cal y otra de arena,
y en parte porque pertenecen al problema, no a la solución, sino a los aliados
internacionales, desde la Liga Norte italiana al bolivarianismo venezolano,
desde los separatistas flamencos a, quizá, la Rusia de Putin (del que se podrá
decir lo que se quiera, pero no que sea precisamente alguien proclive a la democracia).
Por lo visto, un asesor de Cocomocho,
actual director de la oficina del fugado, realizó en la primavera de 2.019
varios viajes a Moscú en los que se reunió con empresarios, periodistas y
espías rusos, muchos de ellos implicados en la denominada guerra híbrida
lanzada por el Kremlin para desestabilizar la Unión Europea y los Estados
Unidos.
En un tono más bufo, uno de los hombres clave en la promoción internacional del proceso rupturista, presumía de que Moscú habría ofrecido hasta 10.000 soldados si el gobierno separatista ejecutaba la república catalana pero que Puigdemont es va cagar a les calces (se fue por la pata abajo, en una traducción delicada). Tras mofarse primero en las redes sociales de esta supuesta ayuda militar, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia volvió a pronunciarse, esta vez vía comunicado, para dejar claro que se trata de una farsa absurda y que estas afirmaciones del colaborador de Puigdemont "se basan exclusivamente en las manifestaciones de representantes de las fuerzas separatistas, objeto de la instrucción judicial. De hecho, parecen conocer muy bien de qué paño están hechos los golpistas catalanes, puesto que afirman que Tenemos entendido que estas personas están dispuestas a hacer cualquier cosa, incluso las más inverosímiles y aventureras declaraciones, con una exclusiva finalidad: internacionalizar el proceso a cualquier precio y atraer la más exagerada atención de la opinión pública mundial a su disputa con el Estado español.
Y, a todo esto, ¿qué hace la actual administración regional? Pues negar todo conocimiento de semejantes tejemanejes, a pesar de que cuando el asesor de Cocomocho viajó a Rusia ya era un alto cargo de la misma. O realmente no saben nada, o es que saben demasiado…
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