viernes, 17 de septiembre de 2021

Proceso al proceso (278)

El poder -aspirar a él o detentarlo- es un aglutinante tan poderoso que ríete tú del cianocrilato. Es capaz de mantener unidos a enemigos que de otro modo resultarían irreconciliables, cuando no recíprocamente repelentes.

Pero hay cosas que ni el poder puede unir. Cuando interviene, el dinero actúa como un poderoso disolvente, al tiempo que exacerba la tan humana tendencia de echarle la culpa del desastre al otro, o a los otros.

Es el caso de la fracasada ampliación del aeropuerto José Tarradellas. Ahora que el plan ha colapsado, las partes implicadas -suciolistos, neocom y golpistas- han montado una bronca monumental, echándose la culpa unos a otros del desastre.

Si les dejamos solos, se despellejan…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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