miércoles, 6 de marzo de 2024

Sólo los buenos vinos mejoran con el tiempo

Ya en tiempos de Jacques Delors como presidente de la Comisión Europea se criticaban las decisiones de los burócratas de Bruselas como tomadas por personas muy alejadas de la realidad.

Con el aumento de las competencias europeas en detrimento de las nacionales, la cosa ha ido a peor. Si a eso le sumamos la preponderancia en las élites dirigente de la agenda woke (bien sea por convencimiento, bien por interés espurio, bien por cobardía ideológica), no es de extrañar que los sufridos ciudadanos no hagan sino eso, sufrir.

Pero uno sufre hasta que no aguanta más, y entonces reviente. Y eso es lo que ocurrió hace un mes con los agricultores y ganaderos españoles, a los que las medidas demenciales promulgadas por la burrocracia europea están llevando a la ruina: que cogieron sus tractores y colapsaron las carreteras españolas para protestar contra la asfixia a la que les abocaba Bruselas (afortunadamente, no me encontré ninguna tractorada en un viaje que hice a Cantabria ese fin de semana).

Y como la fuerza -aunque esa fuerza no sea, digamos activa, sino de mera resistencia- es el único idioma que entiende esta gente, los agricultores europeos consiguieron, tras semanas de protestas y tractoradas en toda la Unión, que la Comisión reculase con la propuesta de reducir a la mitad el uso de plaguicidas.

Y es que semejante reducción (para la que no hay evidencias científicas) supondría un perjuicio económico (precisamente la CEE se creó como un modo de potenciar las economías de sus miembros), ya que sus competidores de terceros países, con más recursos para luchar contra las plagas, podrían mantener la producción a un menor precio.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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