Antes
de cruzarme con este libro no sabía quien era Poul Anderson; ni siquiera recuerdo haberle oído mencionar (por ejemplo, había tenido noticias de Orson Scott Card y de El juego de Ender mucho antes de leer la novela -y de ver la película-, aunque no tuviera la más mínima idea de su trama). Y es una
lástima, porque este autor manejaba el tema de los viajes en el tiempo, las
realidades alternativas (lo que podríamos llamar discronías) y las repercusiones de trastear en la Historia como
pocos. No es que otros autores no lo hayan hecho con posterioridad (estoy pensando,
por ejemplo, en Alejandro y las águilas
de Roma), pero Anderson debió ser de los primeros.
Todas
las historias contenidas en este volumen están unidas por la figura de Manse
Everard –una especie de misántropo que, al menos en las historias que he leído,
no logra llevarse a la chica en ninguna de las ocasiones, pero que se permite
darle alguna que otra alegría al
cuerpo-, aunque no en todas ellas sea el protagonista principal. Del mismo
modo, podemos distinguir entre las primeras historias, que son relatos
(relativamente) cortos, y las posteriores, que gracias a su mayor longitud
alcanzan cotas de complejidad argumental verdaderamente reseñables. Entre ellas,
quizá Estrella de mar sea la más
complicada, llegando a perderme en algunas ocasiones; mientras que El pesar de Odín el godo es quizá la que
más me ha tocado, puede que por estar relacionada con el mito de los
Nibelungos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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