Los
que leen este blog con regularidad opinarán, seguramente, que reparto más
estopa a izquierda que a derecha. No lo niego. Soy de derechas, no me avergüenzo
de ello y considero natural ver más la paja en el ojo ideológicamente ajeno que
la viga en el ideológicamente propio. Es más, también creo natural pensar que
son los ajenos los que tienen las vigas, y los propios los que tienen las
pajas: no es el ya estás con el y tú más
con el que los de izquierdas suelen reaccionar cuando se les critica, sino el y tú también (y, además, también más,
pero ese es otro tema).
Hoy
(hace nada) Esperanza Aguirre ha dimitido de sus cargos en el Ayuntamiento de
Madrid. Lo siento de veras. Aunque al comienzo de su carrera municipal, hace
casi tres décadas, le cogí cierta manía: era concejal del área de medio
ambiente, se estaban haciendo en el barrio de mis padres las obras del
aparcamiento para residentes (magnífico invento, vive Dios) y el inevitable grupúsculo
de ecolojetas histéricas (sí, ya las había) se dirigían a ella para salvar las
acacias del barrio. Afortunadamente, el aparcamiento salió adelante, y sigue
habiendo acacias.
Luego,
Aguirre demostró ser un animal político de la mejor especie, sin complejos
ideológicos de ninguna clase y rápida de mente y de lengua para cantar las del
barquero a los sucesivos jefes de la oposición en la asamblea legislativa
madrileña (vamos, siendo como a mí me gustaría ser de mayor). Ya para entonces
había sido blanco de los dardos izmierdosos
en su etapa de ministra de Cultura, prueba evidente de que estaba haciendo las
cosas bien.
Desgraciadamente,
Esperanza Aguirre no parece haber tenido el mismo tino eligiendo colaboradores,
porque uno tras otro han ido siendo encausados por corrupción, aunque nunca haya
podido demostrarse que ella se pringase.
¿Qué hay culpa in vigilando?
Indudablemente, pero no menor que la de tantos y tantos otros que siguieron agarrados
a la poltrona mientras sus subordinados iban siendo decapitados
(metafóricamente hablando). Nada curiosamente, se encontraban (algunos se
encuentran aún, por seguir en activo) entre quienes más la criticaron y sus
conmilitones.
Así
que adiós, Esperanza. Diría que me gustaría que fuese un hasta luego, pero España es un país muy sectario para según con
quiénes.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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