He
visto hace poco en el periódico al que suelo enlazar las entradas de este post
(no hace falta decir cuál es) el titular de un artículo que reza ¿Qué es ser comunista?
Ni
he leído el artículo. No me hace falta. Comunista es el epítome de la
izquierda, la incoherencia mezclada con la estulticia, acompañada de la
creencia insuperable de que se es más listo que todos los demás. Ejemplos hay
muchos (todos, cabría decir, los comunistas lo son hasta cuando se despistan),
pero voy a ceñirme al penúltimo.
Los
neocom españoles han pedido (qué educados,
pidiendo las cosas en lugar de andarlas exigiendo) que, en tanto en cuanto no
se resuelva el contencioso laboral de Coca-Cola
España, se prohíba la venta de la bebida refrescante de extractos en la cámara alta del Parlamento español. Cuatro días después anunciaron su intención
de que se prohíba también la venta del referido producto (y es de suponer que
de todos los demás fabricados por la multinacional estadounidense) en la cámara baja. Y cuatro días después de este segundo anuncio –es decir, tras una semana
escasa del primero-, el líder madrileño de los neocom, el especulador inmobiliario (ocupación respetabilísima y
muy legal, pero que la izquierda demoniza… laicamente, por supuesto), el hijo
del padre que usaba tarjetas black,
fue pillado en la cola del comedor, no con una botella del producto estrella de
la compañía de logo rojiblanco, sino con dos.
Menos
mal que por allí andaba Junior,
presto a disculpar el comportamiento de su apéndice madrileño. Según el de la
coleta, a Espinar se le olvidó el
boicot neocom a Coca-Cola.
Lo
dicho: hipócritas, incoherentes y, además, se creen que los demás nos chupamos
el dedo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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