lunes, 10 de abril de 2017

Gran pueblo, el germano

El comunismo, con la posible excepción de San Marino –este es un extremo que tendría que comprobar, pero hace muchos años leí que era el único caso- nunca ha llegado al poder en un país a través de medios democráticos.
En realidad, nunca han dejado de ser una fuerza política marginal a nivel nacional en Europa Occidental (salvo en Italia). Sólo la llegada de la crisis económica ha hecho (o eso quiero pensar) que la gente se haya sentido atraída por quienes les ofrecían una solución (fácil… en teoría, como todas las que propone la izquierda, pero básicamente irrealizable en la práctica) a su desesperada situación.
Pero cuando la situación se ha ido arreglando, o parece que se va arreglando, la gente recupera el sentido práctico y abandona a esos vendedores de humo. A las protestas convocadas por los neocom sólo acudieron unos cientos de personas. Junior se fue a Berlín, donde acudieron muchos menos. Y es que los alemanes son gente seria, poco amigos de frivolidades (ya han tenido bastante gobierno de extremistas… de uno y otro signo).
En cuanto al título de esta entrada… bueno, es un homenaje a un par de viajes que hice hace década y media. Con suerte, alguna de las dos personas que puede captar la referencia lo leerá.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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