Si
algo bueno tiene Junior –probablemente
lo único- es que no muerde la mano que le da de comer. Contra viento y marea, e
incluso contra el sentido común y el más elemental de los decoros, está
dispuesto a defender sin el menor sonrojo aquellas dictaduras, ya sean
islámicas o bolivarianas, que según todos los indicios han aportado –y, a buen
seguro, siguen aportando- fondos a su formación política.
En
el caso de Venezuela, Aznar y González han coincidido –debe ser casi en lo
único- en pedir la liberación del líder opositor Leopoldo López. Ante esto, el
de la coleta (cada vez que le veo me viene a la memoria esa escena de Hay que educar a papá en la que Paco
Martínez Soria encarga a un forzudo que le corte las guedejas a su hijo
melenudo) les ha acusado de echar gasolina al fuego.
Hace
ochenta años éste sería de los que, con tal de no echar gasolina al fuego,
habrían dejado que Hitler se fuera adueñando, tacita a tacita, de toda Europa
sin disparar un solo tiro…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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