miércoles, 26 de abril de 2017

Dios los cría y Satanás los junta

Los neocom españoles sienten algo más que una descriptible simpatía por los asesinos etarras. Visitan sus locales de reunión, disculpan sus crímenes, condenan sus condenas judiciales y no tienen inconveniente ninguno en departir amigablemente (qué menos) con ellos, llegado el caso.
Ha sido el caso de la dirigente de su partido y presidente de la asamblea legislativa de Navarra, Ainhoa Aznárez, que ha estado charlando con el etarra Josu Zabarte, más conocido como el carnicero de Mondragón. La secretaria general de Podemos Navarra, Laura Pérez, afirmó que el compromiso personal con la paz de Aznárez es intachable (se me ocurre que porque no se puede tachar lo que no existe).
El asesino tiene sobre su conciencia (o sitio equivalente en semejante alimaña) veinte atentados y diecisiete asesinatos, entre ellos el de una niña de trece años. Tal y como declaró hace años, no se arrepiente de ninguno de ellos y no le impiden dormir por la noche.
Si ya se ha curado de la diarrea galopante que a este valiente gudari provocó su detención, dormirá como un angelito. Como un angelito caído, aclaro. Y, como dije ayer, un ángel caído no es un ángel, es un demonio.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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