Algunos
llevan –llevamos- mucho tiempo señalando que la situación en Cataluña es
cualquier cosa menos democrática. Según el discurso necionanista, la esencia de la democracia radica en el recurso a las
urnas; por esa regla de tres, tan democrática resulta Suiza, donde se celebran
referenda cada dos por tres, como Cuba, donde hay elecciones pero un solo
partido político.
Desde
mi punto de vista, en cambio –y no me cansaré de repetirlo-, la democracia
descansa en el imperio de la Ley, en el estado de Derecho. Y si hay una región
en España –se me ocurren al menos dos más, pero hoy no viene a cuento- en la
que no rige la Ley, esa es Cataluña. Al parecer, el presidente del Gobierno de
España se ha percatado de está circunstancia, ya que hace no mucho dijo que se está liquidando el estado de Derecho en Cataluña.
Sin
embargo, cuando alguien infringe la Ley, se le detiene, se le juzga, se le
condena y cumple la pena impuesta. Ya sea preparando un referéndum ilegal o
montando un escrache en la sede de un partido político. Lo que no es de recibo
es que se anuncie un chorreo de dinero en infraestructuras, o que se inyecten
miles de millones entre rescates e inversiones; máxime cuando, al ir a un acto
oficial en el que anuncia estas decisiones, nadie va a recibirle.
Porque
los secesionistas interpretan estos actos como lo que son, una muestra de
debilidad; y esos actos no les apaciguan, sino que les envalentonan y les
inducen a perseverar en su actitud, seguros de que el chorro de millones
seguirá fluyendo. Y mientras, en Madrid, la mitad de los neocom en el Ayuntamiento se ausentan de un pleno en el que se
votaba la condena del escrache antes mencionado; entre ellos, nada menos que el responsable del Plan de Derechos Humanos y al que el PSOE pidió a Carmena que
le retirara esta competencia.
Ese
mismo PSOE gracias al cual una anomalía histórica (no son palabras mías, sino de ellos mismos) gobierna en la
capital de España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario