martes, 25 de abril de 2017

Dedocracia populista

Leí en alguna parte que cuando a una palabra que tiene sentido por sí misma y que engloba a una pluralidad en principio homogénea se le adosa un adjetivo que distingue una clase especial dentro de esa pluralidad, es porque esa clase no es exactamente lo mismo que el resto de la pluralidad. Es el caso del sedicente matrimonio homosexual, o de las llamadas (por los autócratas de las mismas) democracias populares.
Sirva esta digresión introductoria (o esta introducción digresora) para situar el juego de palabras que da título a esta entrada, y que tiene que ver con las declaraciones de doña Rojelia a propósito del futuro. Según la alcaldesa de Madrid, Me corresponde tutelar mi sucesión y lo asumo con gusto.
Para estar en una formación que hizo de la consulta a las bases el eje (teórico) de su funcionamiento, y del dirigismo de las élites rectoras de los partidos tradicionales el blanco de sus críticas, esta manifestación supone, amén de una traición del subconsciente (y precisamente por ello), un gesto, cuando menos, desafortunado. Así ha quedado de manifiesto por la reacción de Ganemos, uno de los grupúsculos neocom (esto es casi innecesario mencionarlo; lo de neocom, digo) de la formación morada, que criticó las palabras de la alcaldesa, señalando que la tutela de Carmena en su sucesión es contraria a la democracia participativa.
Alguien debería explicarles a estos muchachos que la democracia es, por esencia, participativa, así que no hace falta mencionarlo; y que las tutelas (dedazos, en castizo), no lo son… también por esencia.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: