Que
la izquierda radical está reñida con cualquier economía próspera es un axioma
que, precisamente por serlo, no precisa de confirmación. Sin embargo, se
ofrecen pruebas por doquier cada vez que algún ultraizquierdista tiene la
ocasión de gestionar dinero público.
Tomemos,
por ejemplo, los casos de los ayuntamientos neocom
de Barcelona y Palma de Mallorca. Son dos ciudades que, sobre todo –hablo sin
datos concretos, pero también sin ningún temor de equivocarme-, viven del
turismo. Pues bien, los consistorios de ambas localidades han emprendido una
política que parece dirigida a ahuyentar a los turistas que son, precisamente,
los que, por decirlo gráficamente, dan de comer a ambos ayuntamientos. Ya hubo
hace años una situación parecida con la tasa
ecológica del multipartito balear,
pero algunos parece que no acaban de aprender de sus propios errores.
Y
lo malo (para los citados neocom) es
que estas medidas ya han sido recogidas por la prensa de uno de los países que
más turistas aporta, sobre todo al archipiélago (Alemania), por lo que no sería
de extrañar que el caudal de visitantes empezara a disminuir…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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