Rodríguez
se caracterizó por muchas cosas, desde la falta de escrúpulos en política (y
eso ya es mucho decir hablando de un político socialista español) hasta la
ausencia de ascendiente sobre el modo de vestir de sus hijas (alternativamente,
la carencia de sentido del ridículo).
Uno
de sus rasgos era la afición a negar lo evidente, por palmaria que fuera la
situación. El ejemplo más claro era el de la crisis económica, que rechazó por
activa, por pasiva y hasta por estrábica hasta que no tuvo más remedio que reconocerla,
aunque diciendo que nadie la vio venir (entonces, ¿a quiénes les decía que no
había crisis? ¿Oía voces, acaso? Mejor no saber la contestación).
Ahora,
se ha negado a calificar a Leopoldo López de preso político. Dado su conocido
filoterrorismo, quizá sea porque el venezolano no ha puesto ninguna bomba ni ha
pegado ningún tiro en la nuca. Las reacciones en España lo dicen todo: Junior ha ensalzado la altura política del circunflejo,
mientras que Naranjito asegura que ha
fracasado en Venezuela.
Creo
que no hace falta decir quién pienso que está más cerca de la verdad, ¿no?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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