Lo
siento por ella, por su familia y, sobre todo, por su hijo. Pero el que haya
muerto tan joven no me hace olvidar sus indignidades, como el llevar una
camiseta solidarizándose con uno que se cagó en la puta España (sic) o añadir o
quitar la última letra de su nombre según en qué lugar de España estuviera.
Y como todo eso lo dije estando viva, me siento perfectamente legitimado para decirlo estando muerta.
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