Los
secesionistas catalanes son, al menos en su comportamiento, un grupito un tanto
esquizoide. No paran de abominar de ese Estado al cual pertenecen desde hace
más de quince siglos, pero al tiempo recurren a él cuando se ven con el agua al
cuello (lo cual, en los últimos tiempos, viene a ser casi siempre). Insultan a
los españoles sin tasa ni medida, pero se molestan cuando se les silba en el
resto de la piel de toro. Declaran que se encuentran oprimidos y discriminados,
cuando son ellos los que oprimen y discriminan a aquellos que no piensan como
ellos, aunque esos discrepantes sean, a lo que parece, una mayoría.
Y,
de remate, resulta que en su casa utilizan los nombres en español, aunque luego
vayan por ahí catalanizando los nombres de pila con un resultado que sólo es
más ridículo cuando se ve implicado un orate vascongado cuyas etimologías, siendo
misericordiosos, parecen traídas por el rabo de una chapela.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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