Una
de las consecuencias del paso de Rodríguez por la secretaría general de los
socialistas españoles fue que dejó el partido convertido en un erial
intelectual. Antes no es que fuera precisamente el culmen de la erudición y la
inteligencia, pero alguno se salvaba de la quema. Básicamente, supongo, porque
recibieron su educación dentro del sistema lectivo franquista, que sería lo que
fuera, pero salías sabiendo cosas (y a mucha honra).
Ahora,
los que están son fruto de la LOGSE y demás leyes relacionadas, es decir, que
son poco más que burros titulados (y que me perdonen los nobles jumentos,
animales inteligentes donde los haya, del Platero juanramoniano al Rucio
cervantino). Esto explicaría la cantidad de tonterías que son capaces de
exponer sin el menor rubor, a propósito de casi cualquier tema, confiando
probablemente en que su electorado (el que les queda) se tragará las ruedas de
molino que les presenten, por enormes que sean.
Tomemos
el caso de la (actual) número dos del partido
de la mano y el capullo, una asturiana de treinta y ocho tacos que responde al
nombre de Adriana Lastra. Forzada a explicar el asunto del sí pero no pero depende del partido con relación a la cuestión territorial de España (algo en
la que los equilibrios verbales de los suciolistos
son abracadabrantes, como en el caso del llamado federalismo asimétrico maragalliano, lo que en la práctica suponía
establecer –al menos- dos categorías de ciudadanos), la susodicha puso a Bolivia como ejemplo de estado plurinacional.
Sin
entrar a discutir si el país andino es realmente un estado plurinacional, o
sólo lo es sobre el papel, uno se entera de que la constitución del país
presidido por el mestizo (colijo) de nombre tan poco indígena como Evo incluye naciones de apenas cuarenta habitantes
(hay más gente en mi manzana... ¡qué digo, probablemente hay más gente en mi portal!) y reconoce treinta y siete idiomas oficiales.
Mientras,
la franquicia andaluza de los socialistas no sabe si la plurinacionalidad supondría privilegios para algunas regiones. Pues tranquilos, que yo se lo
aclaro. Desengañaos, majetes: por supuesto que sí. Y no precisamente para
vosotros, apostaría.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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