Suele
afirmarse de tanto en tanto que en España ya no cabe un tonto más, aserto que
es repetidamente desmentido por la fuerza de los hechos, puesto que no paran de
aparecer tontos de todas las formas y tamaños. Claro que es probable que esos
tontos ya estuvieran ahí, ocupando su sitio aunque no se les percibiera, con lo
que el aserto de que no cabe un tonto más seguiría siendo cierto.
A
lo que iba: (casi) en la otra punta del mundo ha surgido un tonto de
proporciones olímipicas. En efecto, un diputado filipino ha pedido cambiar el
nombre del archipiélago para eliminar los vínculos con España. Alguien debería explicarle a este sujeto (pero por
poco, es casi casi un objeto: un tarugo, un pedazo de alcornoque… algo así) que,
aunque cambien de nombre, los vínculos no pueden eliminarse. El archipiélago
fue colonizado por los españoles, nombrado por los españoles –en honor al Rey Planeta- y gobernado por los
españoles durante más de tres siglos. Y eso será así por mucho que le cambien
el nombre al inglés, al tagalo o incluso al esperanto.
Por
otra parte, hay multitud de países que tienen nombres que les recuerdan los
vínculos con las potencias que les dominaron. Algunos, como Nueva Zelanda, son
relativamente asépticos; otros, como Níger o Nigeria, podrían considerarse ofensivos
e incluso excluyentes (pues anda que no hay tierras de negros al Sur del
Sáhara); pero nadie ha pensado en cambiarles el nombre o, al menos, nadie ha
expresado ese pensamiento en voz alta.
Eso
sí, desde mi ignorancia me permito hacer una modesta sugerencia: que lo llamen Ese grupo de islas que están ahí, debajo y a
la derecha de China, según uno mira el mapa. Algo largo quizá, pero sonoro
e inconfundible.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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