Durante
la moción payasa que montaron los neocom
hace veinte días, creo poder afirmar sin temor a equivocarme que el único que
trató a los podemitas como se merecen –en el sentido de que empleó el único
lenguaje que parecen entender: el suyo propio; lo de Ana Oramas fue un prodigio
de decir las del barquero guardando las formas- fue el portavoz popular, Rafael
Hernando.
Tirando
de ironía, pero también diciendo las cosas claras, fue desgranando una a una
las vergüenzas de los ultraizquierdistas: desde su financiación por dictaduras
extranjeras hasta el intolerable machismo de su líder… y éste por partida
doble, porque promociona a sus mucamas y proclama que le encantaría azotar a las
ajenas.
Que
lo que digo es cierto lo prueba la reacción de Junior, que todo falsa dignidad tuvo el cuajo de proclamar
Mire señor Hernando, si a su estilo parlamentario yo le doy una réplica excesiva aquí, creo que estaría legitimando una manera de hacer parlamentarismo que no se merece esta Cámara
Y
eso lo dice el que habló de cal viva en sede parlamentaria. Manda dídimos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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