Ya
me he referido unas cuantas veces al problema de los estibadores en los puertos
españoles. Tengo que decir que toda la información que tengo sobre el tema
procede de los medios de comunicación, por lo que estoy dispuesto a admitir que
exista una conjura contra lo que podría ser un gremio angélico, casi celestial.
Pero
si no es así, y si lo que cuentan prensa, radio y televisión es cierto, se
trata de un grupito de los que hay que dar de comer aparte, que hacen que sus
contrapartidas en las películas de Jolibú
parezcan hermanitas de la caridad en comparación. La última es de traca: no
sólo quieren mantener su monopolio, sino que piden poder enchufar a sus hijos y nietos.
Y
luego habrá giliprogres que, bramando
porque la jefatura del Estado sea hereditaria, les defiendan.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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