Recuerdo,
cuando vi esta serie (o cuando vi lo que vi de esta serie), hace casi cuarenta
años, que no entendía por qué algo que se escribía Macahan se pronunciaba /makeijan/.
Mis conocimientos de inglés, en aquella época, no daban mucho de sí, la verdad…
Ahora,
tras todo este tiempo, por fin la he podido ver completa. Varios comentarios se
me ocurren tras haber terminado. El primero, que lo que comenzó como un telefilm (horrible palabro, pero de
difícil traducción al español, al menos en una sola palabra; y película para televisión queda como
demasiado fácil) acabó alargándose tres temporadas completamente diferentes
entre sí. La primera contenía una sola historia dividida en tres episodios; la
segunda, con Eva Marie Saint eliminada fuera de cámara y sustituida por
Fionnulla Flanagan, tenía una serie de historias que iban solapándose unas con
otras, ya que una comenzaba antes de que terminara la anterior; la tercera,
finalmente, eran episodios autoconclusivos en los que, a veces, se procuraban
ir cerrando tramas que habían quedado pendientes en las dos anteriores (aunque
la más importante, quién mató al juez que iba a ayudar a Luke, nunca quedara
resuelto).
En
cuanto al tono de la serie, al principio empieza (si empieza es que es el
principio, y si es el principio es
que empieza… pero se me entiende) con
un cierto ánimo historicista, situando las cosas casi en un contexto histórico
concreto. Esta ambientación fue atenuándose conforme pasaban las temporadas,
aunque en la última parecieron esforzarse en recuperarla en episodios sueltos
(como podría ser la rebelión de los métis,
de la que no tenía noticia hasta que vi el episodio).
Finalmente,
en cuanto al reparto, parece que intentaron reclutar a cuanto actor pasaba por
allí, desde Ricardo Montalbán haciendo el indio (literalmente) hasta
Christopher Lee o Horst Bucholz interpretando a aristócratas rusos, pasando por
James Shatner, Slim Pickens, Kim Cantrall y tantos y tantos otros, ya fuera en
el ocaso de sus carreras o antes de despuntar, o incluso en etapas de bajón
artístico. El único actor que aparece casi peremnemente, y probablemente el
reclamo (al fin y al cabo, aparece el primero en los títulos de crédito) era
James Arness, colijo que recién salido de su larga estadía como el comisario
Dillon de La ley del revólver. Los
personajes evolucionan más bien poco, y sus reacciones al final de la serie son
bastante similares, o eso me lo parece, a las que tenían al comienzo, aunque en
las historias hubiera pasado casi una década.
En
resumen: una serie entretenida que se ve con un punto de nostalgia y, en
ocasiones, con una sonrisa melancólica.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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