lunes, 17 de julio de 2017

La conquista del Oeste

Recuerdo, cuando vi esta serie (o cuando vi lo que vi de esta serie), hace casi cuarenta años, que no entendía por qué algo que se escribía Macahan se pronunciaba /makeijan/. Mis conocimientos de inglés, en aquella época, no daban mucho de sí, la verdad…
Ahora, tras todo este tiempo, por fin la he podido ver completa. Varios comentarios se me ocurren tras haber terminado. El primero, que lo que comenzó como un telefilm (horrible palabro, pero de difícil traducción al español, al menos en una sola palabra; y película para televisión queda como demasiado fácil) acabó alargándose tres temporadas completamente diferentes entre sí. La primera contenía una sola historia dividida en tres episodios; la segunda, con Eva Marie Saint eliminada fuera de cámara y sustituida por Fionnulla Flanagan, tenía una serie de historias que iban solapándose unas con otras, ya que una comenzaba antes de que terminara la anterior; la tercera, finalmente, eran episodios autoconclusivos en los que, a veces, se procuraban ir cerrando tramas que habían quedado pendientes en las dos anteriores (aunque la más importante, quién mató al juez que iba a ayudar a Luke, nunca quedara resuelto).
En cuanto al tono de la serie, al principio empieza (si empieza es que es el principio, y si es el principio es que empieza… pero se me entiende) con un cierto ánimo historicista, situando las cosas casi en un contexto histórico concreto. Esta ambientación fue atenuándose conforme pasaban las temporadas, aunque en la última parecieron esforzarse en recuperarla en episodios sueltos (como podría ser la rebelión de los métis, de la que no tenía noticia hasta que vi el episodio).
Finalmente, en cuanto al reparto, parece que intentaron reclutar a cuanto actor pasaba por allí, desde Ricardo Montalbán haciendo el indio (literalmente) hasta Christopher Lee o Horst Bucholz interpretando a aristócratas rusos, pasando por James Shatner, Slim Pickens, Kim Cantrall y tantos y tantos otros, ya fuera en el ocaso de sus carreras o antes de despuntar, o incluso en etapas de bajón artístico. El único actor que aparece casi peremnemente, y probablemente el reclamo (al fin y al cabo, aparece el primero en los títulos de crédito) era James Arness, colijo que recién salido de su larga estadía como el comisario Dillon de La ley del revólver. Los personajes evolucionan más bien poco, y sus reacciones al final de la serie son bastante similares, o eso me lo parece, a las que tenían al comienzo, aunque en las historias hubiera pasado casi una década.
En resumen: una serie entretenida que se ve con un punto de nostalgia y, en ocasiones, con una sonrisa melancólica.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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