Suele
ser habitual calificar –sobre todo por parte de la prensa enemiga, que viene a
ser casi toda- al actual presidente de Estados Unidos como una especie de
botarate (cuando no directamente un descerebrado) que actúa sin pensar y suelta
lo primero que se le pasa por la cabeza.
Si
esto fuera cierto, habría que considerar que Donald Trump es un verdadero
genio. Después de retirar a su país del convenio contra el cambio climático
(como no me canso de repetir, aunque hay fuertes evidencias, no es
absolutamente seguro, y mucho menos una opinión unánime, que se esté
produciendo un cambio climático, que ese cambio vaya en la dirección de un
calentamiento global y que, en cualquier caso, sea exclusiva o principalmente
debido a la actividad humana), y retomando su propuesta electoral de construir
un muro en la frontera con su vecino del Sur, ha lanzado una idea que, como
poco, habrá pillado con el pie cambiado a sus detractores, entre los que a buen
seguro se encuentran no pocos ecolojetas.
¿En
qué consiste esa idea? Pues en recubrir el muro de paneles solares. Aunque la
eficiencia de los mismos está aún lejos de ser la deseable, la superficie
panelada y el sol de justicia que golpea buena parte de la zona afectada serían
sin duda dos poderosas armas para luchar contra ese cambio climático que tanto
proclama el progretariado internacional.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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