La
historia del inglés que, bajo una identidad secreta, rescata a los condenados
por el gobierno de la Francia revolucionaria de finales del siglo XVIII es de
sobra conocida, aunque no todo el mundo haya leído la novela de la baronesa Orczy.
Precisamente
por este conocimiento previo de la trama es difícil no leer la obra e imaginar
–al menos para mí- a los dos personajes principales con los rostros de Anthony Andrews y Jane Seymour (a pesar de que su personaje es descrito en el libro
como con pelo rubio, tanto ella como Merle Oberon, que participa en la versión
de los años treinta, aparecen como morenas).
La
historia está llena de tópicos, probablemente debidos a la época en que fue
escrita: los ingleses son todos honorables y galantes, mientras que los
franceses revolucionarios son unos fanáticos bastante cortos de luces (o
fáciles de engañar, en todo caso). En cuanto a los personajes femeninos, son en
general sentimentales y desvalidos, incluso la considerada como la mujer más inteligente de Europa (el
personaje de Margarita Saint-Just), y cuando no actúan como tales (cuando
muestran decisión, por decirlo claramente) la autora se encarga de poner de manifiesto
tal circunstancia infrecuente.
Resumiendo:
un libro entretenido que se lee de un tirón… y en el que el personaje epónimo
es casi el que menos aparece en toda la trama.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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