Confieso que estuve tentado de adelantar esta entrada para publicarla
el día nueve, por aquello de la inmediatez. Cambié de opinión, en parte, porque
el desfase tampoco iba a ser tan grande; y, en una parte mayor, porque al
tratar todas las entradas regulares
sobre el tema de la investidura de Pdr
Snchz, tenía sentido irlas publicando en orden cronológico.
El título de la entrada no es nuevo.
De hecho, en mi mente tiene ya una antigüedad de más de dos décadas, cuando yo
ni siquiera pensaba en escribir un blog –es más que probable que ni siquiera
supiera qué era tal cosa-, aunque ya empezaba a reflexionar (y no meramente
reaccionar, como hacen algunos conocidos míos más inteligentes que yo… aunque
en esto no lo demuestren, a mi parecer) sobre política.
Como digo, yo ya decía esto, a quien
quiera que quisiera escucharme (pocos, la verdad), a finales de los noventa,
cuando el PSOE, tras su primer abandono democrático del poder, ensayó el
sistema de las primarias, con el
resultado de que tenían un secretario general, Joaquín Almunia, que no era
candidato a la presidencia, José Borrell.
Haciendo un –relativamente- erudito (o
pedante, según cómo se mire) juego de palabras, yo vaticinaba que la bicefalia
traería cefaleas (esto es, dolores de cabeza). Y, aunque no en voz alta,
pensaba que llegarían más pronto que tarde. No me equivoqué, pero es que sólo
un ciego con una venda y la cabeza metida en un saco sería incapaz de
percibirlo. No voy a extenderme, porque de todos debería ser conocido que
sacaron trapos sucios de la Delegación de Hacienda en Barcelona que salpicaban,
indirectamente, al candidato, y éste tiró la toalla. Dicho sea de paso, debe
ser la primera vez que la izquierda ha aceptado aplicar la responsabilidad in vigilando a uno de los suyos… porque
les convenía, claro está.
Ahora, vuelve a haber una bicefalia.
Lo malo es que los dolores de cabeza no serán en un partido político, sino en
el Gobierno de España. Lo cual es tanto como decir que las cefalgias nos
afectarán a todos los españoles. Porque no puedes meter a dos gallos tan
pagados de sí mismos en el mismo corral –y con las alimañas siendo las que
mantienen en pie el gallinero, aunque según propia confesión les importe un comino- sin que salten
las chispas.
Y si no, al tiempo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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