El
segundo volumen de la trilogía en cinco
partes (que acabaron siendo seis) es continuación directa del primero, y
tiene un final lo bastante abierto como para permitir prever en su momento que,
si las ventas respondían, habría una tercera parte.
Ya
establecido el escenario en la primera parte, en esta (que en el título original es, realmente, el fin del Universo) Adams se dedica,
siguiendo una tradición muy británica en lo que a la sátira se refiere, a
disparar contra todo lo que se mueve, y hasta contra lo que no se mueve en
absoluto. Nada se libra de su chiste, tampoco especialmente hiriente o cruel,
sino que se limita a poner de manifiesto las contradicciones inherentes a la
gente y las instituciones.
Algo
que, siguiendo esa línea, ha hecho Ricky Gervais en la última gala de los Globos de Oro. Lo de muchos de los
presentes habéis ido al colegio menos que Greta Thumberg no tiene precio…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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