domingo, 19 de enero de 2020

Lunáticos

Mi padre, cuando éramos pequeños –y no tanto- solía comentarnos que muchos de los grandes escritores españoles del siglo de Oro eran, si no santanderinos, sí de origen santanderino.
Los necionanistas catalanes hacen parecida afirmación, sólo que extendiéndolo a la generalidad (empleo el término con toda intención) de las personalidades que en el mundo han sido -evidentemente, no afirman que sean cántabros, sino catalanes-, de Adán en adelante: san José, Cristóbal Colón (cómo no), Erasmo de Rotterdam, Santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes… y, ahora también, Calderón de la Barca.
No les importa que en su viaje (el de Cataluña) de ida y vuelta a la corona francesa a mediados del XVII, don Pedro militara en las filas de los leales a la corona de Madrid, y que luego huyera de la ciudad condal a la Villa y Corte para salvar el pellejo, lo que también explicaría su cambio de nombre.
Estos catalanes casi parecen los antepasados del señor Chekov, de Star Trek, que sostenía que todo lo que se había inventado en el mundo mundial (en el universo universal, habría que decir) lo habían creado los rusos.
A ver si el buen Pavel se llamaba, en realidad, Pau…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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