La
quinta parte de la saga del Autoestopista galáctico fue la última escrita íntegramente por Douglas Adams. Leyendo en
Internet he visto que Adams se encontraba de un humor pesimista (o deprimido)
cuando la escribió, de lo que deriva que el tono general de la obra sea más
sarcástico que irónico, y en cualquier caso menos gracioso que en entregas
anteriores.
Por
otra parte, la cosa da en general la impresión de más de lo mismo, y el final es tan absolutamente abierto que estaba
pidiendo a gritos una continuación (o un remate, depende de cómo se mire).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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