Lo
peor de los progres no es que digan
tonterías. Al fin y al cabo, aunque progres, son seres humanos, y no hay bípedo implume que esté libre de la
posibilidad de soltar una chorrada de vez en cuando. No: lo peor de todo es que
sueltan sus tonterías sin rubor ni recato, perfectamente serios y solemnes a la
par que convencidos de lo que dicen.
Tomemos
el caso de la Dirección General de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico Racial
del Ministerio de Tanto Me Da Que Me Da Lo Mismo. Una vez aposentadas sus
posaderas de madre de familia numerosa en la poltrona ministerial, la calientacamas de Galapagar procedió a
nombrar para el puesto a una tal Alba González, a la sazón concejal del
Ayuntamiento de Gijón.
Dispuesta
a batir el récord de mayor brevedad en el cargo, la señorita (supongo) González
renunció al puesto cuando no llevaba ni cincuenta horas en el mismo. ¿La razón?
Quería dar visibilidad a las mujeres pertenecientes a colectivos racializados. Se ve que todas las razas son
tales, menos la blanca. Los blancos no estamos racializados. A lo mejor, en el ideario progre, si nos preguntaran
por nuestra raza, tendríamos que responder algo como Ninguna, ¿pero es que no ves que soy blanco y, por lo tanto, pertenezco
a un colectivo no racializado?
Naturalmente,
tales escrúpulos de conciencia –de todos modos, mira que llamarse Alba (que,
como todo el mundo con un mínimo de cultura sabe, tiene como uno de sus
significados el de blanca) y aceptar
el puesto…- no le han hecho volver a la bella ciudad asturiana (no preguntes a
los ovetenses), y continuará en el equipo
de la titulara de la Ministeria. Y de sus declaraciones se desprende que lo que de verdad les importa es la apariencia, los gestos; lo que viene llamándose postureo:
Si algo sabemos en el feminismo es que la representación y lo simbólico importan. Hemos reorganizado el equipo de este Ministerio para que haya una presencia visible de mujeres pertenecientes a colectivos racializados.
La
ha sustituido una tal Rita Bosaho, otra neocom
que, esta vez sí, está racializada.
Que es negra como el betún, vamos, lo cual no la libra tampoco de su cuota de
chorradas. En su caso, ha denunciado en diferentes ocasiones los privilegios de los blancos y que el colectivo afrodescendiente ha padecido y aún sufre la invisibilización y negación.
Lo
que pasa es que, según las teorías comúnmente aceptadas, todos los seres
humanos descendemos de los homínidos que vivieron en África. Por lo tanto, en
un sentido literal, todos los seres humanos somos afrodescendientes. Y si nos limitamos a las personas con
antepasados recientes en el
continente africano (pongamos de diez generaciones para acá), tan afrodescendiente es la señorita Bosaho –cuyo
tío fue procurador en las Cortes franquistas, así que a ver cómo les comparan
ahora con los nazis- como el moro Mohamed o el más racista de los afrikáner.
Y
todo, por no decir negro…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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