Los
socialistas españoles, en los últimos cuarenta años al menos (que son los que conozco
de primera mano, y no por referencias históricas) tienen dos notas distintivas
cuando ocupan el poder: el uso de los medios públicos en beneficio partidista
–en esto, me dirán algunos, no se diferencian del resto de los partidos
políticos españoles… o extranjeros, ya puestos-, y la tendencia a igualar por
abajo (algo en lo cual son maestros, dado que una de sus leyes, además de la
del embudo, es la del mínimo esfuerzo) en lugar de por arriba.
Buena
muestra de lo anterior lo hemos tenido en las últimas semanas. Para empezar, el
disfuncional Gobierno en funciones decidió intervenir la Junta de Andalucía por
los desequilibrios del presupuesto de 2018. Algo en principio no criticable…
salvo por el hecho de que la Ministra que interviene es la misma que diseñó el
presupuesto regional cuando era consejera de Hacienda. El ejecutivo regional
actual, en cambio, ha demostrado con los hechos, y no con la mera retórica, que
hay una manera distinta de hacer las cosas y que en Andalucía se puede
funcionar de un modo que ni implique subvenciones.
La
cosa es, además, más grave en términos de agravio comparativo, puesto que hay
otras comunidades autónomas –creo que la socialcomunista Valencia y, de esta
otra estoy seguro, la golpista Cataluña- cuya desviación presupuestaria es más
alta, en términos tanto relativos como absolutos, que los de Andalucía.
Pero
es que, además, está el caso de Madrid. Una región en la que los socialistas no
catan poder desde hace ya un cuarto de siglo, o casi, y que es una muestra
palpable –algunos que yo me sé, caso de leer este blog, cosa que dudo, traerían
a colación el tema de las corrupciones; pero a esos me limitaría a contestarles
que habló de putas la ‘Tacones’,
porque más corrupción había en Andalucía y mira cómo la dejaron cuatro décadas
de socialismo- de cómo se puede gestionar bien una comunidad autónoma. Y como
eso les jode, y mucho, han empezado el castigo fiscal a Madrid, reduciendo su
financiación en 54 millones de euros. Lo próximo sería armonizar Sucesiones y Patrimonio; pero no suprimiéndolos, que
sería en justicia (en relación con los contribuyentes) lo que habría que hacer,
sino subiéndolos hasta el nivel en que se encuentran las regiones gestionadas
por los socialistas y sus aliados.
El
título que encabeza esta entrada es el primero que se me ocurrió. Lo he
mantenido aunque luego se me ocurrió otro mucho más ajustado a la realidad y
que retrata nítidamente al personaje: hijo
de la grandísima puta.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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