El cuarto volumen de la saga de La guía del autoestopista galáctico está un poco desconectado de
los tres precedentes. Para empezar, se centra casi exclusivamente en las
andanzas de Arthur Dent, con ocasionales vislumbres de la situación de Ford Prefect; nada de Zaphod, nada de Trillian y sólo una breve aparición de Marvin.
Por otra parte, la trama tiene muchos agujeros: ¿cómo ha
reaparecido la Tierra, destruida al comienzo del primer volumen? ¿Qué recados espaciotemporales
hacen que Marvin tenga treinta y siete veces la edad total del Universo? ¿Cuál
es el sentido de la vida, que Fenchurch descubrió justo antes de la
desaparición de la Tierra? ¿Dónde se han ido todos los delfines?
Dejando aparte estos detalles, Adams prosigue con su sátira
irreverente contra casi cualquier aspecto de la existencia humana, en un tono
todavía más desmadrado que en los volúmenes anteriores.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario