domingo, 17 de noviembre de 2019

Burgueses sin seso (pero con sexo)

Que los llamados comités de defensa de la república son una mezcla entre hijos de papá y terroristas de baja estofa (por más redundante que esto último pueda resultar) era un extremo que algunos teníamos meridianamente claro. Pero, como de costumbre, esta gentuza no pierde ocasión de demostrar de qué pasta están hechos, desacreditando así las pomposas manifestaciones de aquellos que pretenden instrumentalizarles (y que, si el devenir de los acontecimientos sigue las mismas pautas históricas que en otras ocasiones similares, pueden ser arrollados por ellos).
La cosa comenzó con un llamado urgente de los acampados de Barcelona, que necesitaban embutido vegano (los pijiprogres son así, aunque luchen por la independencia de un país inexistente), cables de iPhone… y condones. Es decir, la revolución es importante, por supuesto que sí… pero ni hablar de olvidarse del fornicio. ¡Hasta ahí podríamos llegar!
Una semana después, esos mismos acampados acusaban a las juventudes de los ierreceos y de los Clicks Unidos de Playmobil de haber arramblado con los fondos de las cajas de resistencia del campamento, que contendrían un mínimo de treinta mil euros donados generosamente por viandantes barceloneses y curiosos de toda Cataluña que financiaban la aventura.
Debe ser que la revolución bien entendida empieza por uno mismo…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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