lunes, 18 de noviembre de 2019

Que venga por Siberia

Cuando la derecha recurre a la demagogia y el trazo grueso, se tilda su discurso de fácil y de baja categoría intelectual (lo sé, me ha pasado). Cuando es la izquierda la que lo hace, en cambio, nadie dice nada.
Es así como personajes como Greta Thunberg (de la que he visto hace poco el mejor mote posible: Juana del arco iris) han sido elevados a los altares laicos. Tanto da que sus proclamas, sobre falsas (o, al menos, no comprobadas), resulten sobreactuadas y de trazo ya no grueso, sino gruesísimo: responden a los dictados de la progresía internacional (o de quienes, según los conspiranoicos, estarían detrás de esa progresía internacional), y por lo tanto son admisibles.
Ahora, la niña, que viajó de Europa a América en barco, se encuentra con el problema de tener que acudir a no sé qué cumbre sobre el clima que se iba a celebrar en Santiago de Chile y que finalmente tendrá lugar en Madrid. Y digo problema porque la sueca se niega a viajar en medios de transporte que contaminen (al parecer, ignora el proceso de fabricación de cualquier vehículo que no consuma combustibles fósiles… proceso que, ineluctablemente, produce residuos contaminantes).
Pero hete aquí que Pierre Nodoyuna se ha apresurado a ofrecer su ayuda a la niña para cruzar el océano. Yo ofrezco otra alternativa… y lo hago en el título de esta entrada. Tardaría más, seguro, pero quizá así tendría tiempo de pensar un poco.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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