La postura de los neocom en sus relaciones con la Justicia oscila entre la desvergüenza y la chulería. Aunque, si bien se mira, no son sino dos caras de la misma moneda.
Porque tan pronto afirman, tan
pichis, que una conducta determinada no es investigable porque pertenece al ámbito
privado de las personas implicadas como se permiten cuestionar al juez que ha
ordenado investigar a la niñera de los niños de la calientacamas y las
costas cobradas por Iglesias. Acusa también a Vox, que ejerce la acusación
popular, de esconder intereses espurios políticos.
Porque todos sabemos que los neocom son seres celestiales que sólo pretenden volver, por asalto, al lugar al que pertenecen…
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