domingo, 23 de mayo de 2021

Pues eso

El psicópata de la Moncloa, sobre muchas otras cosas, es un liberticida. No es que en esto se diferencie demasiado de otros de su cuerda -recordemos el Montesquieu ha muerto o el Pero a estos [los jueces] ¿no hay nadie que les diga lo que tienen que hacer?-, pero el descaro del individuo está alcanzando cotas estratosféricas.

En su opinión, el Fiscal General del Estado depende del Gobierno (pues eso), y por ello pensó que colocando a la concubina del juez prevaricador al frente del Ministerio Público, y dado el principio de jerarquía que informa el mismo, tendría la cosa controlada.

Pero no existen los crímenes perfectos, ni siquiera en el cine; es más, para que un delincuente tenga opciones de no ser descubierto, es necesario que tenga un algo nivel de inteligencia. Y Sin vocales, admitámoslo, es un sujeto intelectualmente limitadito. Por lo tanto, necesita que sean otros -porque, además, es un cobarde- los que hagan los crímenes por él.

Por otra parte, la gente empieza a estar cansada de sus desmanes; o, por mejor decir, empieza a cansarse de no hablar. Y hablan, vaya que si hablan: hace casi cuatro semanas, el mismo día, supimos que la jurisprudencia del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, en relación con el caso Camps, obliga a imputar a Mónica Oltra por el caso de su exmarido, el (presunto) abusador de menores a las que tutelaba; y, además, tuvo que ser la fiscal general del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer la que con su voto de calidad inclinara la decisión del consejo fiscal en relación con la ley de desmemoria antidemocrática que ha engendrado (¿por partenogénesis?) la indocta egabrense.

A quien los dioses quieren destruir, dicen, primero les vuelven locos. Lo malo es lo de quienes tenemos que soportar sus locuras.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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