jueves, 6 de mayo de 2021

Las elecciones madrileñas

El Martes pasado fueron las elecciones regionales madrileñas. Fueron unos comicios anticipados -hasta donde yo sé, sólo las nacionalidades histéricas, y Andazulía, pueden acortar una legislatura… y así les va a los catalinos-, por lo que dentro de dos años tendremos que volver a pasar por las urnas (los que ejercemos el derecho al sufragio activo, claro está).

Cuando todo estaba aún en el aire, escribí en Facebook y en Twitter:

Ahora mismo, y pase lo que pase, mi resultado soñado sería mayoría absoluta del PP, con Más Madrid segundos en escaños: una bofetada con la mano abierta al psicópata de la Moncloa, a la derecha de ida y a la izquierda de vuelta.

Como dijo uno de mis hermanos, no acerté por un pelo. Evidentemente, mis simpatías por los neoneocom son inexistentes: son tan sectarios y nocivos como la formación de la cual se escindieron y, de hecho, su líder salió por patas porque el mamarracho alfalfa no se dejó desalojar. Pero la satisfacción de ver humillado al psicópata de la Moncloa, que al fin y al cabo es quien está al timón de la nave de la Patria, no tiene precio.

Que el resultado podía ser el que finalmente fue cabía deducirlo de las reacciones de la gente cuando los dos cabezas de cartel -pues Ñoñilondo II no era más que un muñeco puesto ahí porque (lo sé, lo sé, es difícil de creer… incluso en el PSOE) no encontraron nada mejor- fueron a depositar su voto: mientras que Sin vocales era abucheado con gritos de fuera, fuera (pero hombre de Dios, ¿a quién se le ocurre votar en un municipio tan rojo como Pozuelo?), Isabel Díaz Ayuso era recibida con aplausos y abrazos. Cosa que, por otra parte, cabía esperar, ya que el sectario -y profundamente inútil, visto su capacidad de acierto- director del Centro de Investigaciones Sanchistas había aprovechado la jornada de reflexión para calificar a los votantes madrileños de derechas como visitantes asiduos de tabernas.

El resultado final fue el que sabemos: el PP consiguió, él solo, más escaños que toda la izquierda junta, lo que hace que le baste con la abstención de Vox para sacar adelante todas aquellas decisiones que no requieran mayoría absoluta, y los suciolistos quedaron terceros. Y como las reacciones de los ganadores no tienen interés -aunque es de alabar que casi la primera decisión de Vox fuera apoyar, sin condiciones, la investidura de la candidata popular en primera votación-, vamos con los de los perdedores… que, como malos perdedores que son, son de todo menos humildes.

Aunque no es algo que debiera sorprendernos. Ya a finales de los setenta -tirando de calculadora, debió ser en 1.979-, cuando el PSOE no consiguió en las elecciones municipales los resultados que esperaba obtener -los consiguió peores, claro-, el hermano del hermano de miemmano (es decir, el mismo miemmano) sentenció que España (o los españoles) se habían equivocado.

Los suciolistos -es decir, Pdr Snchz, el único que pincha y corta y quien, realmente, ha llevado el peso de la campaña hasta que ha visto que aquello no tenía remedio… a pesar de los augurios de Tezanos- han decidido poner un cortafuegos y barajan la constitución de una gestora en la federación madrileña, acompañada de la dimisión del cabeza de lista. En la FSM, donde llevan décadas hartitos (es un suponer) de los manejos de Ferraz (desde hace un cuarto de siglo, el candidato en las municipales madrileñas lo impone siempre la cúpula nacional, y el regional, desaparecidos Sinmangas y Gómez, lo mismo), su ejecutiva se resiste a dimitir, pero están dispuestos a forzar la dimisión de Gabilondo -al fin y al cabo, un paracaidista al que, por tanto, no tienen por qué tener ningún aprecio- como portavoz. Claro, que éste no se muestra demasiado decidido a dar el paso hasta que no le aseguren que tiene otra poltrona donde asentar sus posaderas.

La indocta egabrense tampoco da signos de humildad (no, bonita, no), y ha criticado que según ella, la campaña haya ido de berberechos, cañas y encontrarse (o no) con tu ex, porque ellos, los socialistas, están, dice acostumbrados a jugársela con programas, gestión y trabajo. A jugársela… y a perder, añadiría yo, pero con el dinero de todos los españoles.

El candidato pomelo, que tan buena impresión causó en el debate electoral -alguno conozco que decidió votarles después de ese debate- ha considerado que el resultado no era malo para ellos, sino para los madrileños y para los españoles. Es decir, que los arrimaos saben mejor que nosotros qué es lo que nos conviene.

Y dejamos para el final a los neocom. Mientras que Pesetero considera que los que ganan novecientos euros y votan al PP son gilipollas -así, literalmente-, olvidando que si los pobres votan en teoría a la izquierda, es a la izquierda (y no a la derecha) a quien interesa que haya, cuantos más pobres, mejor, el Chepas, Junior, el coletas, el moños, el marqués de Galapagar y de Villa Tinaja, el mamarracho alfalfa, en resumen, anunció que abandonaba todos sus cargos y dejaba la política …este imbécil no se ha dado cuenta de que también pierde el aforamiento.

Algo, esto último, que ya se veía venir. No le echaremos de menos, pero que no cierre la puerta: todavía quedan muchas ratas en el barco.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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