sábado, 1 de mayo de 2021

Proceso al proceso (154)

Cuando la deriva secesionista pisó el acelerador, a los apologetas del proceso no se les caía de la boca que aquello era una cosa feliz, risueña, amable y pacífica. Como todo lo que sale de la boca de semejantes miserables, una cola de embustes más larga que las que había, por ejemplo, cuando estrenaron E.T. (lo sé porque yo estaba en una).

Porque los números son tozudos, y si resulta que el noventa y dos por ciento de los actos de odio y violencia política en Cataluña son de autoría separatista, a lo mejor no es la odiada España la que es grosera, ceñuda y belicosa. Es posible, hasta probable, que sean los energúmenos vociferantes, pirómanos y vandálicos los que no sólo no sonrían, sino que la mueca que retuerza su rostro provoque pavor en los que la contemplen.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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