viernes, 19 de agosto de 2016

Grandes esperanzas

Aun siendo también (en parte) una novela de aprendizaje (o bildungsroman), Grandes esperanzas (que quizá debería traducirse como Grandes expectativas) muestra ciertas diferencias con Oliver Twist, la novela que leí inmediatamente antes que ésta.
Para empezar, entre la escritura de una y otra transcurrieron dos décadas. Mientras que Twist es la segunda novela de Dickens, el relato sobre Pip es la segunda… pero por la cola, o casi. En esos más de veinte años, Dickens tuvo tiempo de pulir (o de refinar) su estilo, y es indudable que sus vicisitudes personales también dejarían su poso.
En Grandes esperanzas, si bien persiste el tono de denuncia social tan común a la producción dickensiana, se hace en tonos mucho menos melodramáticos. De hecho, durante gran parte del relato, la impresión que tenía es que algunos personajes eran mostrados con aire casi paródico, tan exagerado era el retrato de los mismos. Sólo hacia el final, cuando el desenlace está a punto de producirse, deja Dickens la ironía y casi se diría que busca a propósito provocar la lágrima en el lector. Al mismo tiempo, ha ido entretejiendo notas de la novela gótica, e incluso de la de intriga.
Para terminar, hablaré (perdón por el chiste) del final, o de los finales. El inicialmente elaborado por Dickens me parece en exceso moralista y (diríamos) truculento, mientras que el definitivo es, por el contrario, demasiado acomodaticio y final feliz (más o menos).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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