Si hay una constante en lo que va de década, es que el PSOE parece empeñado en romper su suelo electoral con cada convocatoria que se hace a las urnas. La cantinela de el PSOE ha cosechado sus peores resultados históricos resulta cierta, pero nunca más de cuatro años: Pérez hizo bueno electoralmente a Rodríguez, Sánchez ha hecho bueno a Pérez (y a sí mismo) y el que venga detrás, si es que queda algo por lo que venir, hará bueno a Sánchez.
Por ello, cuando tres encuestas recientes arrojan el resultado –poniendo todo lo en cuarentena que se quiera las encuestas, que ya sabemos que no aciertan ni aunque intenten fallar- de que los votantes del PSOE están a favor de que los diputados socialistas se abstengan en la sesión de investidura y así posibiliten la reelección de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, uno no sabe a qué atenerse cuando fuentes socialistas dicen que ya no temen unas terceras elecciones porque la coherencia (yo lo llamaría emperramiento, pero allá cada cual con sus matices) de Sánchez saldrá rentable (aunque no dicen a quiénes).
Yo creo que cometen un error. Si hay unas terceras elecciones, perderán votos por la derecha, ya que los votantes moderados del PSOE (los de centro, para entendernos, aunque siempre he sostenido que eso del centro no existe en política) podrán echarles en cara tener que votar por tercera vez en doce meses. Y en cuanto a los votantes más exaltados, esos que en los últimos tiempos se les han escapado a chorros hacia los predios neocom, quizá recuperen a algunos (o a bastantes), pero no sé si los suficientes para compensar la hemorragia por el otro costado.
En fin, a partir de mañana empezaremos a ver cómo discurren las cosas. Desde luego, esta entrada (puro azar, palabra de honor) ha caído hoy que ni pintada…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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